La experiencia en su viaje solidario, de uno de nuestros Doctores
No se si seré capaz de transmitir lo que ha supuesto para mi éste viaje a Senegal, no soy amigo de grandes discursos, prefiero demostrar que hablar, pero poder compartir ésta experiencia, y de alguna manera acercar “esa otra realidad” tan cercana y lejana a la vez con todos vosotros finalmente me ha terminado de convencer.
De la mano de DENTAL COOP, organización abierta sin ánimo de lucro, dedicada a la creación de centros de salud dental que ayuden a mejorar la calidad de vida y la higiene bucodental de poblaciones y colectivos con poco o escaso recursos, y después de meses de preparar nuestro viaje solidario, organizar, de vacunarnos de todo lo conocido y lo desconocido, y del Ébola, que a punto estuvo de dejarnos en tierra, finalmente llegamos a nuestro destino el 11 de Abril.
Calor, polvo, suciedad, insectos varios, y caras de asombro y expectación nos estaban esperando. Nos dividimos en grupos y comenzamos nuestra labor entre las poblaciones de KAFOUNTINE, DIOLOULOU y SELETI.
Las instalaciones con las que contábamos eran precarias y escasas, teníamos un sillón dental donado a la organización que funcionaba gracias a un generador. Se utilizaba casi en exclusividad para hacer empastes solo en dientes anteriores, ya que los molares en un 80% iban a extracción, independientemente de la edad del paciente y se realizaban en camillas. Me llevó un par de días habituarme a no disponer ni de lo mas básico. ¿Os imagináis no tener electricidad?. Nadie que me aspirara porque no había aspiración, nadie que me coloque la luz porque no había más luz que la natural que entraba por las ventanas, y por supuesto nadie que me ayudara a separar para ver mejor. Un ¡caos!.
Sabía que esto no era un viaje de placer, y que el propósito era ayudar y aliviar el dolor de aquellas personas, así que me coloqué la luz de minero en la cabeza, me aseguré de tener cerca de la camilla la palangana para que el paciente escupiera, y suficientes gasas y sutura para luchar contra “lo rojo” que todo lo invadía, y sin pensarlo mucho mas me puse manos a la obra.
Al final de la jornada, cuando eres capaz de tomar conciencia de todo lo que has hecho, te das cuenta de la cantidad de cosas que quedaban por hacer. Tienes una sensación contradictoria y agridulce. La primera parte del trabajo, la que consistía en sanear las bocas está cumplida, pero ahora queda la segunda, que es tanto o mas importante que la anterior, devolverles “la sonrisa”.
Así que desde aquí os animo a que todos aquellos que de forma voluntaria podáis participar en un viaje solidario o proyectos de éste tipo lo hagáis, os aseguro que se recibe mucho mas de lo que se da.
Para terminar me gustaría agradecer a CLÍNICAS CES su colaboración con el material donado porque con la pequeña aportación de muchos, hemos hecho realidad éste gran proyecto.
“GRACIAS A TODOS”